…Y aquel mal sueño se coló en su mente poco a poco, haciendo añicos su supuesto descanso reparador. Trocando lo blanco en negro, difuminando el más mímino ápice de esperanza. Irradiando obscuridad.
Se ubicó en lo más profundo de su cerebro y atenazó todos los músculos de su cuerpo; se regodeó mostrando perversas imágenes de sufrimiento…
…y entonces despertó sobresaltada. Era sábado. Era pronto. Miró a ambos lados y se atrevió a levantarse para echar el pestillo de la puerta.
Lo que no sabía era que, bajo su almohada, todavía quedaban recuerdos desagradables que le asaltarían una vez volviese a intentar conciliar el sueño.
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